En la piel de los enfermos

Los trabajadores del Área Sanitaria V podrán ponerse en la piel de los mayores. Comprobar cómo la realización de las tareas cotidianas se complica, experimentar la dificultad respiratoria y sentir, por unos breves instantes, la frustración que supone la merma de las capacidades físicas que sufre un anciano. Todo ello a través de unos novedosos talleres experimentales que emplean la tecnología para humanizar la atención.

Estas actividades, que rotarán a partir de esta semana por diferente centros, se basan en una primera experiencia organizada por la Asociación de Cuidados Paliativos en marzo. Begoña Álvarez Muñoz, directora médica del Hospital de Jove, compartió ayer en Citech las características y conclusiones del estudio, cuyo objetivo es lograr que el personal sanitario empatice con el paciente. «Durante la etapa física», refirió, «se realiza una simulación de ancianidad, para que los profesionales entendamos qué sienten los pacientes». Para recrear esta situación, se equipa a los participantes con trajes de veinte kilos de peso y se les coloca un sistema que impide respirar con facilidad. «Mediante la tecnología de la realidad virtual y con el asesoramiento de escenógrafos y actores se recrea una sala en la que los profesionales tienen que seguir las indicaciones de los docentes, que les insta a realizar tareas cotidianas como subir las persianas».

A continuación, la etapa emocional consiste en observar una serie de imágenes relacionadas con emociones que sienten los pacientes como ira, soledad, pérdida, resignación o dependencia y registrar la respuesta neuronal a las reacciones visuales. Por último, en el periodo de reflexión se analiza el impacto del taller. «Fue muy emocionante comprobar cómo la gente cambió su manera de pensar. Parece que modificó la percepción de cómo les gustaría llegar y ser tratados en esas etapas vitales», consideró la doctora.

«Las personas que se forman para ser médicos», opinó Begoña Martínez Argüelles, directora de Atención Sanitaria y Salud Pública del Área V, «tienen que estudiar y ser los mejores en cuanto a conocimientos, pero nadie les pregunta si son empáticos o no». «Los tenemos formándose durante diez años y cuando salen les recordamos que van a trabajar con seres humanos y que tienen que comunicar, transmitir, trabajar en equipo… Estas competencias deberían incorporarse a su formación». Para desarrollarlas, el Área V está trabajando también en un proyecto internacional basado en otra recreación que utiliza el simulador de maniobra y navegación de Salvamento Marítimo para formar a los sanitarios en la reacción rápida ante situaciones de emergencia, puesto que en palabras de Begoña Álvarez, «los pequeños cambios en salud pueden tener un gran impacto en las personas».

Impresión 3D de piel

Sobre esa misma idea versó la ponencia de otra de las participantes en Citech, la joven ingeniera biomédica Fátima Pérez Sastre, quien explicó que durante su experiencia desarrollando una impresora 3D de piel junto con el científico gijonés José Luis Jorcano conoció la importancia de la investigación traslacional, que consiste en la aplicación de los conocimientos procedentes de la investigación a la práctica clínica para mejorar la calidad asistencial del paciente. «Si hubiera una mayor conciencia de la tecnología y los nuevos avances, tanto por parte de los médicos como los políticos o los propios investigadores, llegarían antes a los pacientes», considera. El trabajo que desarrolló con el Ciemat, para obtener piel humana mediante impresión 3D, está ahora paralizado por falta de viabilidad para su financiación.

Por su parte, la empresa asturiana de robótica Adele Robots presentó sus robots sociales y terapéuticos Nuka, Tico o Fiona, ejemplos también de cómo la tecnología puede ponerse al servicio de la sociedad.

 

Fuente: El Comercio 

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